Al igual que un delantero de fútbol que imagina sus mejores jugadas versus sus contrincantes antes de un partido clave, en la práctica las restricciones de la realidad y el reconocimiento de obstáculos tanto conocidos como desconocidos, hace que esas visualizaciones sean significativamente más difíciles de  realizar, versus lo que  pensó el futbolista en un principio.

La alegoría refleja un gusto, una inclinación del ser humano al ser optimista sobre su propio comportamiento y el de otros. El optimismo en términos morales se ve reflejado en cómo deberíamos actuar, versus a como actuamos en la vida real y como esperamos que otros actúen.

El típico ejemplo  – que ya es un completo cliché – es el donar a organizaciones sin fines de lucro con las cuales uno se pueda sentir identificado. (Misión y estrategia)

Aunque una parte importante de las personas posea y reconozca esa moral como deseable en la práctica ocurre menos de lo que es ideada. Eso no quiere decir que está mal, incluso si la fantasía de ayudar a un otro nos hace sentir bien, habla de un reconocimiento hacia la mejor moral que podríamos llevar a cabo.

La disonancia cognitiva ocurre cuando la moral que hemos descrito anteriormente como la “moral ideal” es usada como ejemplo del comportamiento de sociedades o grandes grupos. El grupo de ideologías que utiliza este recurso de manera recurrente son los modelos constructivistas y de cierta manera idealistas, con claros orígenes en las formulaciones de sociedad  de Marx provenientes de las concepciones de la filosofía idealista de Hegel.

El problema de estos modelos es que la formulación e ideación son desde una esfera y/o burbuja intelectual, la cual no concibe la moral promedio  de las sociedades que actualmente desean ayudar en el mediano a largo plazo.

El mayor problema que ha sido evidente a través de la historia humana tanto para el comunismo y socialismo es sin duda esta disonancia cognitiva. Tal como lo indica Friedman:

One of the great mistakes is to judge policies and programs by their intentions rather than their results.

Milton Friedman

Es ilusorio pensar en aplicar morales ideales, aún siendo que un grupo pequeño de individuos las practiquen. Un ejemplo reciente es el aumento de personas veganas. Ser parte de este movimiento implica que los veganos están bajo una moralidad óptima o subóptima dado que se preocupan por el medioambiente y la matanza descriteriada de animales. Ahora, el problema está en que los veganos utilizan esta ventaja en pos de un argumento a favor de su propia posición del debate, exigiendo a otros el mismo nivel de moral ideal que ellos están aplicando a sí mismo.

La diferencia que estás morales contienen entre sí siempre va a existir, dado que el prisma por el cual es mirada la moralidad va a contener múltiples aristas y dimensiones. Es posible apostar a que la diferencia se reduzca entre ambas morales. Claramente la moral incrementa a medida que pasa el tiempo – es cosa de analizar qué pensaban lo victorianos sobre las mujeres. Por lo tanto lo que uno pensaría que fuera lo moralmente ideal  hoy, mañana vendría siendo la moral real, por lo cual otra moral  ideal emergería siendo un proceso sin término.