Como si la copia de un software se tratara, el proceso experiencial es un continuo proceso de despliegue de identidad con una consistencia increíble – es muy raro realizar acciones fuera de la propia identidad.
La metáfora de la copia es para ilustrar el proceso rutinario de nuestras vidas y la falta de entropía en nuestro actuar, mas neguentrópico que entropico.
Pareciere que nos estamos copiando en cada momento, para combatir a esta entropía, que de cierta manera sabemos lo que funciona, pero no nos atrevemos a lo desconocido, porque puede caer en manos del caos.
La asimilación de uno como individuo hace que la copia haga sentido.
Al igual que la evolución darwiniana de los genes, la copia va mutando poco a poco transformando a la identidad. Pero ¿qué tiene que pasar exactamente para que la copia mute?
La claridad de perspectiva es un hito que nos permite hacer ese micro-cambio pero ¿cómo se construye claridad? Los procesos cognitivos de construcción mantienen una estrecha relación con los procesos auto reflexivos tanto desde el ámbito personal como terapia.
La reflexión es el ejercicio de hacer buenas preguntas, tanto a otros pero también a uno mismo. El sinfín de preguntas que se pudieran dilucidar es enorme, la gran cuestión es más bien, ¿qué tan frecuente es ese proceso?
Al igual que una meseta, en donde la superficie es plana y tiene cierta altitud respecto a la superficie basal, de igual manera veo a los procesos anteriormente descritos. Seguramente la construcción de la meseta tardó millones de años a través de movimiento tectónicos de placas, que fueron capaces de generar el “desde”. El día de mañana la tierra puede destruir esa meseta o construir sobre ella.
La claridad nos vislumbra la autoconciencia y el autoconocimiento que nos hacen más resilientes a nuestro entorno y realidad como tal. Al minuto el cual apago las fantasías que tengo sobre mi y la realidad en general puedo explayarme con mayor eficacia y satisfacción personal en el entorno y con menos roce.