Imaginemos a dos amigos discutiendo sobre el vegetarianismo y veganismo. Uno le pregunta al otro, ¿Y si las plantas sienten, que comerían los vegetarianos y veganos?. La pregunta infiere que una de las premisas principales de ambas dietas es evitar el sufrimiento animal, pero si extendemos el concepto a todo lo vivo también sugiere la pregunta: ¿Qué realmente podría comer un vegetariano y vegano?
La retórica alrededor de este argumento se repite normalmente siendo una simplificación de los fundamentos morales que adoptamos y rigen distintas sociedades.
La pregunta normalmente se plantea como si fuese una gran revelación y un gesto infalible para desenmascarar un cierto cinismo e hipocresía que vegetarianos y veganos poseen, al igual que quedar el descubierto.
La respuesta a todo esto no es para nada sencilla, dado que los mismos conceptos de moralidad se aplican a otras dietas sin ni siquiera pensar en ellas. Por ejemplo, dado que el sentir animal no es prioridad en dietas tradicionalmente carnívoras ¿Por qué solo comer solo chanchos, gallinas y vacas? ¿Por qué no extenderlo a perros, gatos y otros animales domésticos?
En China casi no existen límites de que animales comer, de hecho existe un dicho que al parecer fue repetido por el príncipe Philip que dice:
Si vuela, nada o tiene cuatro patas y no es una silla o mesa los chinos se lo comen”.
Por lo tanto, ¿Qué hace estremecer a un occidental cuando le mencionan comer animales tan exóticos como serpientes o murciélagos en una sopa?
Es decir, existe una moralidad tácita hacia ciertas especies, que se divide en dos áreas.
Uno potencialmente relacionado al disgusto más que el respeto a esas especies que quedan fuera de la cadena alimenticia, nadie detiene a un occidental a comer serpiente pero dudo que alguien de verdad quiera hacerlo, como lo podría hacer en un mercado de comida en Hong Kong.
Segundo, los animales domésticos parecen albergar una clasificación distinta, dado que son capaces de apelar directamente a la emocionalidad y vínculo con los humanos, llegan a ser intocables y potencialmente albergan una consideración proto-moral[1] y abandonan poco a poco la consideración de propiedad que tenían con el ser humano.
Entonces, respondiendo la pregunta, ¿Y si las plantas sienten? Mantendrían una consideración moral similar a la que tienen los carnívoros hoy a los chanchos, pollos y vacas. Es decir, se crea una moralidad que no es perfecta ni basada en principios, sino a reglas definidas en beneficio del ser humano, con las mismas inconsistencias que antes pero al menos reduciendo la crueldad hacia los animales. Las plantas seguirían sufriendo (si es que sufren), pero desde la óptica actual no es tan crucial al igual que el sufrimiento animal. Primero, por la cercanía de los animales domésticos que crean una unión intra especies y permite extrapolar ese sentimiento a otros animales creando un nuevo tipo de empatía.
Segundo, el sufrimiento de los animales es más antropomorfo, sus emociones de sufrimiento son al menos reconocibles entre los humanos. Sobre todo en tiempos modernos donde hay una mayor consciencia acerca del sentir de los animales que proviene del punto anterior.
Tercero y relacionado con lo anterior, la diferencia en inteligencia entre plantas y animales facilita que estas relaciones den frutos, existe un lenguaje y una retroalimentación que permite mantener códigos de conductas y permite entender al otro.
Finalmente podemos concluir que el argumento en su reduccionismo deja de lado aspectos de autorreflexión que impactan directamente en el desarrollo mismo. Pensar que la moralidad son reglas universales tajantes es un gran error para ambos lados del espectro.
El vegetarianismo y veganismo va más ligado a reducir el sufrimiento pero también a reducir el uso de recursos y mejorar la salud de las personas (en teoría). Además todo ser vivo necesita consumir recursos, por lo cual es necesario establecer el límite hasta donde el sufrimiento es posible. Dicho de otra manera, los que mantienen estas dietas abogan por una vida sana sin la necesidad de que exista un sufrimiento que humanamente podemos entender.
[1] Proto-moral ya que poco a poco y quizás en un futuro cercano alcancen una independencia completa sobre el ser humano y sean seres en sí mismos.